¿De dónde nace la violencia?

FORO FILOSOFÍA

ÁREA:

FILOSOFÍA

FECHA:  

PERÍODO: tres

GRADO:

 

 

 

TEMA:

DOCENTES:  Rafael Antonio Galvis Zabaleta.



¿De dónde nace la violencia?

NOMBRE DEL ESTUDIANTE: 

El problema de la violencia radica en su origen: el interior humano

Experimentada como una realidad oprimente por aquellos que son sus víctimas, muchas veces la violencia parece una cosa necesaria para aquellos que son sus protagonistas. Tenemos que reconocer que fácilmente todos hemos experimentado ambas posiciones. Se trata de un fenómeno humano que se manifiesta de muchas maneras y formas. Es prácticamente imposible no tener una experiencia de este tipo. Sea que tengamos razón o que seamos vilmente reprimidos para expresar una razón alternativa, la verdad es que en nuestro interior sentimos el peso de las acciones violentas como inhumanas.

Nos es imposible entender completamente la manera en que los razonamientos y las emociones se entrelazan en la mente de las otras personas. A veces sin querer el mal de otros, nos descubrimos como violadores de la tranquilidad ajena. En otras ocasiones, somos nosotros los que señalamos la terrible descarga de fuerza negativa que tienen en nuestra vida aquellos que considerábamos seres queridos y cercanos. Y es que, en cuestión de motivaciones profundas, se entremezclan las más diversas experiencias humanas, que van desde los razonamientos más lógicamente estructurados, hasta los más sutiles sentimientos de animadversión o de egoísmo o de envidia. Es muy posible, por otro lado, que en la cotidianidad seamos violentos sin pretenderlo de verdad: la terrible ambigüedad del alma nos disculpa, pero solo en parte, pues un acto experimentado como violento por otra persona siempre dejará una huella indeleble en su interior, que a veces degenera en venganza.

¿está justificada en algún caso la violencia en la resolución de conflictos

El mal no es una deficiencia, es una privación El filósofo confusionista Hsun-tzu (298-238 a.C.) pregonaba que el hombre era malo por naturaleza, inclinado a la ambición, la envidia y el crimen. No obstante, consideraba que puede reformarse si se somete a la orientación de un maestro, si doblega sus inclinaciones mediante la disciplina física y mental y si cultiva la humildad paciente y continua. Sólo así vencerá su naturaleza y adquirirá la sabiduría. Sin embargo, la fuerza de la maldad es tan avasallante que nunca estará garantizada la benevolencia en el ser humano. Por su parte, en el siglo tercero de nuestra era, San Agustín pensaba que el hombre es malo por naturaleza a consecuencia del pecado original. Pero el pensador más importante del cristianismo temprano intentaba deslindar al Ser Supremo de esa maldad. Pensaba que todas las cosas creadas por Dios existen y son buenas, aunque imperfectas. Por el contrario, estimaba que el mal no es ser sino una deficiencia: el mal es privación, defectus boni, y puede ser absoluto (San Agustín, 1986: 12-13). Para él el mal no es una sustancia, no es creación, no es algo positivo sino la ausencia de bien. Existe porque Dios nos ha dado el libre albedrío y hemos escogido libremente hacer el mal (hasta el Renacimiento, la violencia será considerada una forma de maldad).

 

 

 

La violencia como proyecto existencial

 Para Sartre la violencia es una figura por antonomasia de lo que llamó mauvaise foi (mala fe). Se distingue la mala fe, del engaño y la mentira porque en ambos casos el sujeto sabe la verdad, aunque la oculta o la disfraza a otros. Para Sartre la mala fe –y con ella la violencia– no tiene ningún fundamento moral ni psíquico sino exclusivamente ontológico, en el sentido existencialista de la expresión. Y es que con la mala fe intentamos ocultarnos a nosotros mismos el hecho insoslayable de nuestra libertad y, por ende, el hecho de que lo que hacemos y lo que somos es siempre consecuencia de nuestra decisión

Antropología del hombre bueno

En contraste con San Agustín, Rousseau escribe en El Contrato Social (2007): “El Hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe”. Siglos antes, el filósofo confusionista Meng K’e (371-289 a.C.) consideraba que la naturaleza humana es buena; como el agua en el río, continuará el cauce que le imponga la vertiente que sigue. Pero el agua, en primera instancia, es completamente cristalina y diáfana, como lo es la naturaleza humana.

De la misma manera, según el filósofo ilustrado, el ser humano nace pacífico y la sociedad lo vuelve guerrero y violento. Por supuesto, Rousseau mostraba una enconada oposición a la desigualdad de las clases sociales. Afirmaba la igualdad fundamental entre todos los hombres (los varones, pues nunca incluyó a las mujeres). Suponía que la igualdad es esencial y natural. No se debe la igualdad a la razón sino al sentimiento, a ese sentimiento captado en forma inmediata y que conduce al hombre a realizar acciones sin cálculos, sin fingimientos, sin dobleces y con sinceridad. Esa premisa le lleva a poner en tela juicio el valor que se le había atribuido a la cultura, tomada como un valor supremo por encima de los individuos y sus emociones.

Responda las siguientes preguntas. mínimo 8 renglones por pregunta

1.    ¿Qué afectación tiene la violencia para la sociedad en general?

2.    Menciona algunos casos de violencia ocasionados en nuestro país, escuela, familias.

3.    ¿Qué valores debo fomentar en mi hogar y comunidad para evitar que generen conductas violentas?  

Reflexiona y argumenta mínimo 8 renglones por pregunta

a. ¿Qué piensas de las personas que recurren a expresiones de violencia para la solución de los conflictos?

b. ¿consideras que tus actos en algún momento han generado alguna expresión de violencia?

c. ¿Qué actitud hemos asumido al observar hechos de violencia?

d. estas de acuerdo con la frase “el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe”

 

                                      


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